En mi travesía por encontrar diferentes formas de seguir aprendiendo llegó un nuevo taller a mi escuela, era el taller de robótica, sin pensarlo me inscribí, era a contra horario, por lo que no significaría ningún problema con mi estudio. Llegué a ir a torneos y conseguir lugar en el podio, esto me generó una confianza y una pasión… ¡INMENSA!, pero nada es para siempre, entré a la preparatoria y todo tomó un giro distinto, ya no programaba robots (Por ahora). Mi educación en secundaria técnica hizo que la transición a preparatoria técnica fuese más sencilla, el tener más bases que los demás me dio oportunidad a buscar nuevos pasatiempos, por lo que buscaba cursos que me pudieran seguir ayudando a crecer. Llegó el momento en el que aquel muchacho ya hacía cosas más grandes, ya no solo activaba un motor para que una llanta se moviera, sino que ahora diseñaba sistemas de control y programaba grandes máquinas, además, también conocí nuevos tipos de sensores y su manera de aplicarlos en una navegación vehicular autónoma; también elaboré interfaces de control de plantas especializadas, todo un nuevo mundo para mí, yo solo tenía que conquistarlo. Ahora estoy titulado de Tecnólogo en Control Automático e Instrumentación, algo que con orgullo comparto.
De cualquier forma, esto estaba tomando un matiz que me estaba motivando cada vez más. Fue un día cuando pasando por los pasillos de forma típica me encontré con un cartel nuevo pegado en los anuncios universitarios: “¿Te gustaría ser parte de un equipo multidisciplinario para competir en la URC?”. La URC (University Rover Challenge) es una competencia en la que estudiantes de todas partes del mundo desarrollan un Mars Rover para competir en el desierto de Utah, el robot debe de cumplir con ciertas especificaciones de autonomía, asistencia a astronautas y análisis de muestras de suelo, por lo que sin duda significaba un gran reto y al mismo tiempo una gran oportunidad. Fue ahí cuando me empecé a cultivar más y más en ámbitos aeroespaciales, empecé a comprender a fondo las misiones, pruebas y análisis, me parecía un gran campo del que al poco tiempo me enamoré. Al mismo tiempo se cultivaba en mí una pasión que al poco tiempo descubrí, la astronomía me llenaba de una forma impresionante, noche a noche empecé a salir con mi telescopio a mirar las estrellas, empecé a ubicar las constelaciones, galaxias y nebulosas, empecé a crear un mapa mental de todos los objetos fantásticos que podemos observar.
Un día, mirando el cielo pasó un objeto que no había identificado, parecía una estrella, pero se movía de una forma peculiar, no lograba descifrar qué era, por suerte pertenecía a un grupo de WhatsApp de astronomía con ingenieros de la NASA y astrónomos profesionales, dijeron que aquel objeto que no pude identificar era la Estación Espacial Internacional, en ese momento sentí una gran admiración por aquellas personas que unieron su pasión por la ingeniería y el universo, era un campo en el que nunca había indagado en forma, pero que ahora, tenía mi interés.
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October 2021
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